¿Alguna vez te ha pasado que, en mitad de una función o ensayo, te desconectas sin darte cuenta? Estás en el escenario, las cosas parecen ir bien… hasta que tu mente se va a otra parte. Empiezas a juzgarte, pierdes el hilo, entras en piloto automático y dejas de sentirte realmente ahí.

Esto no significa que no estés preparado ni que no valgas para esto. Lo que ocurre es que tu atención se ha desplazado sin que lo notes, y eso afecta directamente a tu presencia y concentración escénica.

La buena noticia: la concentración no es un don reservado a unos pocos. Igual que entrenas la voz o el cuerpo, también puedes entrenar tu mente para sostener el foco y volver al “aquí y ahora” cuando se dispersa. En este artículo te explico por qué perdemos la concentración al actuar y qué puedes hacer para mejorarla.

Por qué perdemos la concentración mientras actuamos

El cerebro humano está diseñado para divagar: se estima que pasamos entre el 30 y el 50 % del tiempo pensando en algo distinto a lo que está ocurriendo en el presente.
En el escenario, esa tendencia a dispersarse se multiplica por varios factores:

  • Miedo a cometer errores.
  • Juicio interno constante: “lo estoy haciendo fatal”.
  • Ansiedad anticipatoria por lo que viene después.
  • Sobrecarga cognitiva por demasiados estímulos (público, luces, compañeros, texto).

💡 Todo esto activa lo que la neurociencia llama la red por defecto del cerebro, responsable de la rumiación, la memoria y las proyecciones.
Lo contrario de esa red es la red de atención ejecutiva, la que te mantiene enfocado en la acción consciente y en el presente.

🎯 El objetivo no es “vaciar la mente”, algo imposible, sino entrenar la habilidad de regresar al foco cada vez que notes que te has distraído.

¿Qué se activa en el cerebro?

Cuando te desconectas, se activa lo que la neurociencia llama modo de red por defecto (“default mode network”), una red cerebral asociada al pensamiento automático, juicios, memoria y proyecciones.

Lo contrario de esta red es la red de atención ejecutiva, asociada al enfoque, la acción consciente y el presente.

🎯 El objetivo no es “bloquear los pensamientos”, sino entrenar la capacidad de volver al foco cada vez que te distraes.


Técnicas para mantenerte presente en escena


🔹 1. Atención anclada en el cuerpo

Llevar tu foco a una sensación física concreta te devuelve al presente. Por ejemplo:

  • El contacto de los pies con el suelo
  • La temperatura del aire al inhalar
  • La vibración de tu voz

👉 Esto se conoce como atención interoceptiva y mejora la conexión escénica (Craig, 2002).


🔹 2. Palabra ancla escénica

Elige una palabra breve que represente tu estado ideal:

“Conectar”, “Presente”, “Respirar”

Repítela mentalmente cada vez que te “sales” de escena.

👉 Esto refuerza redes neuronales asociadas a la regulación emocional y la atención.


🔹 3. Entrenamiento en mindfulness escénico

Practicar ejercicios de atención plena fuera del escenario mejora la capacidad de sostener la presencia sobre él.

Ejemplo simple:

3 minutos por día, atención plena a la respiración

Notar distracciones, y volver sin juicio

👉 Estudios de Zeidan, 2010, demuestran mejoras en concentración y reducción de de la rumiación mental.


Una habilidad que se entrena

La presencia y la concentración escénica no son mágicas ni innatas: son habilidades mentales que puedes y debes entrenar, igual que las físicas o técnicas.
Cuanto más practiques, menos se convertirá tu mente en un obstáculo y más en una aliada que te ayuda a brillar en escena.

Y recuerda: no se trata de no distraerse nunca, sino de darse cuenta rápido y volver al aquí y ahora. Esa es la verdadera maestría.

La presencia escénica no es un don, sino que es una habilidad mental que puedes entrenar. Y cuanto más la trabajas, menos se convierte tu cabeza en un obstáculo… y más en una aliada.

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